Esta entrada la he rescatado de un blog que abandoné hace tiempo. Los blogs abandonados en la red, son como satélites muertos flotando alrededor de la tierra, residuos de una pasado más o menos reciente. En este caso lo traigo a colación de otra entrada. Buscando las conexiones, me vino a la cabeza, tal como ahora viene a la pantalla. En la redacción se hace alusión al 2008 como fecha de publicación. He preferido respetar el texto integro, revisando solamente los enlaces, y añadiendo la caja «conexiones». Creo que el texto es vigente, aunque gracias a la crisis que ahora sabemos, se resiste a abandonarnos, quizá habría que cambiar 2028 por 2056
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Predicciones «varias» para el 2028
Tengo la seguramente erronea percepción de pertenecer a la generación más nostálgica hasta la fecha. Con frecuencia recivo mails en cadena de esos que nos recuerdan cuando eramos MÁS jovenes que ahora. Si pienso en las reuniones de amigos de mis padres hace años, me parece aun oir la inextinguible charla de «La Mili» mientras yo jugaba con los hijos de los demás contertulios. Hoy en día, cuando la mitad de mis amigos al igual que yo hemos sido «objetores», las conversaciones recurrentes versan sobre el spectrum, el amstrad, o alguna loca noche de juerga de la época del instituto, que ahora ya nos viene grande repetir. Hoy he leido una breve reseña en un semanal, que me ha hecho mirar al pasado para ver el futuro. El artículo decía que la ley de Moore dejará de ser valida el año 2028. Más allá de divagar sobre lo que implica dicho escrito, lo que me ha hecho cual abuelo cebolleta regresar al pasado ha sido el leer u oir acerca de lo que ocurrirá de aquí a 20 años. El pasado me trae uno de los pilares de mi vida, uno de mis textos sagrados que con inquebrantable y cerril fe nunca me atraví a cuestionar; El mundo del futuro; Ciudades Futuras. Este librito maravilloso, pertenece a una de las diversas colecciones que la editorial SM y Plesa publicó allá por los años 70/80 y que tanto nos hiceron soñar a muchos de los que éramos niños entonces. Gracias a «Para que no se olviden» hoy podemos recuperar muchas de estas joyas. En el título antes mencionado, hacia el final se podía leer un pequeño repaso cronológico de lo que iba a acontecer en años venideros hasta más allá del siglo XXII. Siempre mirando hacía adelante, parece que por entonces había una fecha marcada a fuego en el inconsciente colectivo; el año 2001. En formato papel o film, la magistral obra nos ponía a mano el futuro con las promesas del nuevo siglo, con sus viajes espaciales y computadoras superinteligentes.
Hoy la fecha se nos ha quedado corta. Estamos en el 2008 y todavía no volamos en coches por ciudades flotantes. Todavía no nos han contactado seres de otro planeta que deben considerarnos demasiado atrasados para tener una conversación mínimamente amena o inteligente. Será quizá por ello, que de nuevo el inconsciente colectivo ha fijado una nueva fecha para soñar en la cual, está vez seguro que si, las cosas se parecerán más a la película de ciencia ficción que cada uno llevamos dentro. En la página siguiente a la del nombrado artículo que ponía límite a la ley de Moore, encuentro una reseña a volskwagen2028, interesante web donde podemos ver la elaborada visión que tiene la firma sobre los vehículos de la nueva esperada fecha, en la cual podremos afirmar que estaremos en el futuro (aunque sigamos sin volar). Hace tiempo leí que la NASA tenía previsto el primer vuelo tripulado a Marte para el 2028 o 2029 (aunque hoy las fechas bailan). También leí la inquietante noticia acerca del la convicción del máximo responsable tecnológico de la NASA que nada preocupado afirmaba que para el 2028 los robots serán tan inteligentes como los humanos «pero no nos debemos preocupar por ello pues serán nuestros esclavos». No se que me preocupa más, que la mitad de los relatos catástrofistas de la CF empiecen con una revelión de los robots esclavizados contra el ser humano en una encarnizada batalla (que generalmente perdemos) o que no nos preocupe tener «entes» tan inteligentes y emocionales como nosotros esclavizados. También por cierto, se teme el posible impacto de un meteorito con la tierra que con suerte nos pasará rozando. En fin, tanta espéctativa para estas fechas…Esperemos para entonces no habernos autodestruído y que las cosas vayan un poquito mejor para todos. Mientras tanto, y como el siglo XXII nos queda tan lejano, seguiremos soñando con el 2028.