La verdad. Me costará resumir todos los conceptos que quisiera integrar para conformar este artículo. Sinceramente, bastaría con la lectura de «Imaginar» (que de nuevo recomiendo). Siendo parco:

– Muchas personas (y de variada mentalidad) son una fuerza creativa más potente que el individuo.

– Los encuentros casuales y distendidos entre personas son fuente fértil de creatividad.

– Las ciudades son centro de condensación de gente, y de influencias culturales diferenciadas.

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Y aquí quiero detenerme para comentar que, documentadamente en el texto se expone que, muchos «creativos» (todos los somos) tienen como fuente de inspiración la ciudad, con sus multiculturalidad, sus sonidos y eventos más o menos espontáneos, los encuentros y conversaciones con el panadero, la vecina o el barrendero. Entre las fuentes y estudios citados por Jonah Lehrer quiero destacar a Jane Jacobs, activista política y teórica del urbanismo, y escritora de «Muerte y vida de las grandes ciudades» (según el New York Times, «probablemente el libro más influyente en la historia de la planificación urbana»). Respecto a ella y su obra, voy a citar varios fragmentos de «Imaginar»;

vidaymuerte

Jacobs se interesó por las ciudades en primer lugar como una manera de defender el Greenwich Village, que era su barrio. En esa época, enclaves como el Village de pequeñas dimensiones estaban en el punto de mira de constantes ataques mientras los urbanistas trataban de «modernizar» el paisaje de la ciudad y mandaban arrasar edificios antiguos y levantar «supermanzanas» urbanas, llenas de altos edificios de pisos y viaductos elevados. Era el anticipo en aquel presente de la ciudad del futuro … El deterioro de las propiedades en los centros de las ciudades pronto sería una cosa del pasado. Jacobs, en cambio, no estaba convencida de que fuera a ser así:

«Echemos una ojeada a lo que hemos construido … esto no es reconstruir las ciudades. Esto es, simplemente, saquearlas.»

La debacle del urbanismo urbano moderno llevó a Jane Jacobs a explorar las virtudes de los barrios antiguos. Para ella, la ciudad no era una masa de edificios, sino una nave de espacios vacíos en los que las personas interactuaban unas con otras. La ciudad no era una skyline, era un ballet. Además, estás conversaciones en las aceras conllevaban beneficios. Según Jacobs, la virtud de Hudson Street era que fomentaba la «mezcla de la diversidad», y hacía posible que a los habitantes de la ciudad les resultara más fácil intercambiar información. Y aunque las ciudades pueden sufrir una falta de recursos físicos, Jacobs hacía hincapié en su excedente (surplus) de capital humano, que producía valiosas innovaciones como la música New Wave A Jacobs le gustaba también la arquitectura envejecida. Tal como señaló en cierta ocasión, «las nuevas ideas necesitan edificios antiguos», es decir, los edificios de construcción más reciente – el desarrollo planificado de la periferia, por ejemplo – tienden a ser demasiado caros para acoger negocios minoristas, arriesgados y pseudoartísticos. «Las cadenas de tiendas, las cadenas de restaurantes y entidades bancarias pueden utilizar obra nueva. Pero los bares de barrio, os restaurantes de especialidades extranjeras y las casas de empeño caben en edificios más viejos. Los supermercados y las zapaterías a menudo se sitúan en edificios nuevos; las buenas librerías, los anticuarios y las tiendas de antigüedades a veces también». Dicho de otro modo, no fue ningún accidente que el CBGB y todos aquellos locales punk surgieran en la parte más vieja de Manhatan.

 

No hace falta decir mucho más para encontrar la relación del texto con el titular del artículo. Ya hay escritos sobre el tema del Cabañal casi todos en defensa del patrimonio cultural. Apoyado en las teorías de Jane Jacobs,  y de Lehrer sólo añado otro punto de vista, desde el enfoque de la creatividad, que necesita alimentarse de encuentros fortuitos y multiculturalidad. Es otro enfoque distinto, pero que bebe del concepto «un barrio para vivirlo». Es verdad que en determinadas zonas se hace difícil encontrar esas calles y aceras donde vivir a gusto. La degradación de la arquitectura y la necesidad de acción social es más que notable. Y ante está realidad está el debate abierto sobre las dos posibles actuaciones sobre el barrio.

A- Reconstruir, destruyendo la estructura única e identidad de un barrio, sustituyéndola por nuevos bloques de edificios y grandes avenidas.

B- Rehabilitar, respetando la identidad y reactivando el aspecto social mediante acción cultural y servicios. Recrear un barrio para ser vivido, que propicie la fricción humana, motor de creatividad y fuente de experiencias  e inspiración.

Y tú eres ¿limón  o naranja?

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Nota: la imagen destacada de cabecera de la entrada, fue publicada por la revista «La Pelitrúmpeli » No conozco la autoría, pero podéis ver la web de la publicación

http://lapelitrumpeli.com/